CALLES Y LUGARES DE TRABAJO, RAZA Y CLASE (parte 1)

En septiembre publicamos The Rise of Black Counter-Insurgency, un texto de Shemon publicado originalmente en el sitio web Ill Will. Él hizo un profundo análisis de la “rebelión de George Floyd” del verano pasado y de los esfuerzos por contenerla y hacerla inofensiva para el capitalismo. Presentamos el texto con algunos comentarios críticos, a los que Shemon respondió en la lista de discusión (no pública) Meltdown. A continuación volvemos a publicar, con su permiso, sus comentarios:1

La introducción de PI plantea muchos puntos positivos y deficiencias en lo que he estado escribiendo.

Algunos breves comentarios:

1. Sin duda, la lucha debe extenderse a los lugares de trabajo. La pregunta es ¿por qué no se ha extendido allí en la forma masiva en que lo ha hecho por las calles? La lucha no puede quedarse al nivel de disturbios y luchas con la policía. Estoy 100% de acuerdo. La cuestión es ¿por qué la gente lucha en las calles y no en los lugares de trabajo? Incluso si le decimos a la mayoría de las personas que hagan huelga en los lugares de trabajo, simplemente se encogen de hombros y siguen adelante. Esto debe reflejar, NO una falsa conciencia, sino su análisis materialista real de dónde están fuertes y dónde están débiles. Quizás eso sea demasiado generoso. Tendría curiosidad por saber lo que piensan los demás. ¿Por qué los proletarios luchan en la calle, pero no en los lugares de trabajo?

2. Vemos los ataques a los coches de policía, a la infraestructura carcelaria como una abolición revolucionaria. No sé si llamaría revolucionaria a la conciencia de cada uno, pero sus acciones son abolicionistas revolucionarias. Este es un marco particularmente estadounidense para pensar sobre la relación entre abolición y comunismo.

3. Nos enfocamos en la violencia porque eso es lo que ha sido el movimiento hasta cierto punto. Y un hiperenfoque puede ser un problema. Probablemente resulte en una lucha armada estrecha con la que estoy en contra.

4. El punto que señala PI acerca del siguiente paso es muy importante. Creo que muchos en la extrema izquierda están tratando de resolver eso de manera práctica y teórica. Pensé que podría haber habido una apertura cuando los jugadores de la NBA se declararon en huelga. ¡La realidad es que los proletarios prestan mucha más atención y tienen más respeto por la NBA que por Ill Will Editions o cualquiera de mis escritos! Pensé que la huelga de la NBA podría haber desencadenado una huelga proletaria más grande, pero no sucedió. No puedo enfatizar lo difícil que es la pregunta acerca del próximo paso. Por último, agradezco mucho las críticas serias y la camaradería de PI. Pido disculpas por la brevedad.

Hay mucho más que decir, pero ahora mismo estoy en Rochester, Nueva York. Ha sido muy interesante. Alrededor de un par de miles de personas salieron anoche. Eran casi en su totalidad de clase trabajadora, muy multirracial. También algunas personas mayores. Lo más asombroso es el carácter casero de los escudos y el equipo. La gente hacía escudos con bandejas para hornear, tapas de tachos de basura, etc. No eran los anarquistas habituales saliendo a protestar. Las cosas van a estallar en este país. ¡Te lo estoy diciendo!

En solidaridad,

Shemon

Respondí en la misma lista.

Shemon preguntó: “¿Tendría curiosidad por saber qué piensan los demás? ¿Por qué los proletarios luchan en la calle, pero no en los lugares de trabajo? “

Primero; los proletarios luchan en los lugares de trabajo. Hubo un aumento de huelgas salvajes, en el mismo período de las protestas masivas. Es cierto que estas acciones fueron breves y rara vez involucraron a toda una empresa. No muy radical, podría decirse, en comparación con los disturbios callejeros. Excepto que hoy se necesitan agallas para enfrentar a los patrones, en un momento en que millones de nuevos desempleados están buscando trabajo. Algunos han pagado por ello, siendo despedidos por las mismas empresas que declaran su apoyo a Black Lives Matter.

¿Por qué estas huelgas, y las que están ocurriendo hoy, siguen siendo tan limitadas? El miedo a perder el trabajo es obviamente un factor importante. También hay una sensación de aislamiento. Los trabajadores están más separados que nunca unos de otros y de las calles. Se suma a una frágil autoconfianza. Esa confianza en sí mismos crece cuando aquellos que se ponen de pie y luchan, sienten el viento de apoyo masivo en sus espaldas. En ese sentido un movimiento de masas que se les hubiera unido solidariamente, podría haber catalizado una dinámica en la que las luchas en los lugares de trabajo y en las calles se refuerzan mutuamente, y crece la autoconfianza y la conciencia de clase en ambas.

Pero aún no hemos llegado a esto. Shemon escribe: “Incluso si le decimos a la mayoría de las personas que hagan huelga en los lugares de trabajo, simplemente se encogen de hombros y siguen adelante”. ¿Por qué? Según Shemon: “Esto debe reflejar, NO una falsa conciencia, sino su análisis materialista real de dónde están fuertes y dónde están débiles”. “Quizás eso sea demasiado generoso”, agrega. Creo que así lo es, si por “generoso” se refiere a exagerar su conciencia de clase, su comprensión de quién está de su lado y quién es su enemigo. Para que se forje un vínculo entre la lucha en las calles y la lucha en los lugares de trabajo, es necesario que ambos lados reconozcan que su lucha es la misma. Esa comprensión aún falta, tanto en las calles como en los lugares de trabajo.

Tal vez cuando se encogieron de hombros, pensaron, de manera bastante realista, que pocos trabajadores se arriesgarían a dejar sus lugares de trabajo para unirse a una lucha por “Black Lives Matter”. Las reacciones de la parte de la clase trabajadora de pigmento beige a este lema han sido mixtas. Creo que la mayoría, especialmente los jóvenes, son comprensivos y dan su apoyo. Puede que me equivoque, pero tengo la impresión de que en las protestas, en la mayoría de las ciudades, los jóvenes blancos eran mayoría. Otros son indiferentes, pensando: es una cuestión negra, no se trata de nosotros. Luego también está el racismo, cuyo pasado aún no ha pasado, que se basa en el miedo y ahora está inflamado por la propaganda trumpista. Considerar a la parte blanca de la clase trabajadora como un bloque uniforme “obstinado” es un error, como sería ver a la parte negra como un bloque uniformemente más revolucionario.

Shemon pensó que una huelga de la NBA podría haber desencadenado una huelga proletaria más grande, pero eso no sucedió. Sería realmente deprimente si el desarrollo de la lucha de clases dependiera del ejemplo de los ídolos del deporte. Esta confianza en los millonarios negros liderando el camino implica un reconocimiento de que la lucha era todavía más una cuestión de raza que de clase. Y, como explicó Shemon, los políticos negros y las ONG, incluido BLM, trabajaron duro para mantenerlo así. No hay nada de malo en luchar contra el “privilegio blanco”, pero no se puede esperar que la mayoría de los trabajadores “comprometan sus cuerpos con el levantamiento” (como Shemon cree que deberían) si el objetivo no va más allá de eso.

El objetivo no puede ser simplemente que los negros sean tratados de la misma forma que los blancos. Primero, porque este objetivo es utópico en el marco del capitalismo. El capitalismo podría deshacerse de la esclavitud. Podría deshacerse de la segregación legal. Puede hacer más espacio en sus salas de juntas e instituciones para personas de color y mujeres. Puede derribar estatuas confederadas y prohibir el uso de la palabra “N…”. Es flexible de esa manera. Pero nunca abandonará la herramienta de la división racial porque es esencial para su gobierno. Como escribió Shemon, no hay nada que teme más que los proletarios de todos los colores y etnias luchando juntos. Nunca dejará de castigar a los pobres por ser pobres. Nunca dejará de usar raza, etnia y religión cuando necesite un chivo expiatorio.

En segundo lugar, porque ser tratado de la misma manera que los blancos tampoco es tan bueno. Muchos en la clase trabajadora blanca están sufriendo, como lo ilustra la tasa más alta que nunca de suicidio y adicción a los opiáceos. Su miseria no es nada a lo que aspirar.

En tercer lugar, porque para luchar contra el capitalismo se requiere un poder que sólo puede generar un movimiento de clases que supere las divisiones raciales, que derrita los prejuicios mutuos porque ve la lucha como algo común, por intereses comunes.

La política de identidad negra es un obstáculo para esto tanto como el privilegio blanco. Lo que no significa negar que las condiciones específicas de los proletarios negros los han empujado al frente de la resistencia al capitalismo. Pero ellos también siguen siendo vulnerables al apaciguamiento, al encuadre del conflicto en términos raciales. Para la lucha que esperamos que se desarrolle, una lucha de abolición revolucionaria, como dice Shemon, la comprensión de que no se trata de lograr la igualdad racial en la sociedad capitalista, sino de que la clase trabajadora se una para abolir su explotación (y, por lo tanto, a sí misma como clase), esto es una necesidad vital.

La última parte de esta respuesta fue también una reacción a un nuevo texto que Shemon escribió, junto con Arturo: El regreso de John Brown: Traidores de raza blanca en el levantamiento de 2020. En la segunda parte de este artículo discutiré su texto con más profundidad.

Sanderr

1 Shemon agregó el siguiente comentario: Creo que hay cierta confusión sobre la lucha del proletariado en el lugar de trabajo. En un momento sí digo que han habido huelgas en los lugares de trabajo. Mi punto es que no han sido tan extendidas, tan decisivas y tan poderosas como los disturbios. Si el estándar son las huelgas generales, las ocupaciones de los lugares de trabajo y los consejos, las cosas están terriblemente tranquilas. Simplemente no quiero que me caricaturicen como un comunista anti-trabajador.

 

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