Recientes comentarios en la lista Intsdiscnet sobre ”La Marcha fascista en Berkeley” (4/27/17) plantean una cuestión con la que, quienes están comprometidos en lucha contra el capitalismo, han disputado desde el antifacismo de los años 30.
Historicamente el ”Antifa”, o anti-fascismo, dentro del movimiento de los trabajadores se convirtió en el toque de clarín del Estalinismo, y la verdadera base de la Gran Alianza entre Stalin, Roosevelt y Churchill para – sí – aplastar a las potencias del Eje, y – sí- dividir el mundo entre el imperialismo Americano, el capitalismo Americano y su socio Británico, y las no menos imperialistas ambiciones de la Rusia Estalinista. La lógica del Anti-fascismo fue jugada en las calles de Barcelona y Madrid en los años 1936-37, incluso antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Estalinismo aplastó a la clase trabajadora en España incluso antes de que Franco y los fascistas pudieran después, terminar el trabajo. El Anti-fascismo pasó a ser entonces, la base ideológica para la movilización de la clase trabajadora en la segunda guerra inter-imperialista, primeramente por su promesa de ”no a las huelgas”, en Gran Bretaña y los Estados Unidos, y luego por enviar a los hijos de la clase trabajadora de Gran Bretaña y los Estados Unidos a morir por su capital nacional, por las demandas del imperialismo Anglo-Americano y su alianza con Stalin. El Anti-fascismo entonces, fue históricamente la base ideológica de la respuesta capitalista a la gran depresión y su consiguiente agudización de los antagonismos inter-imperialistas. Su éxito pudo ser visto en el triunfo de los imperialismos Anglosajón y Ruso, desplegado ante la vista de todos en la destrucción sin sentido de ciudades indefensas como Dresden, Leipzig, Hiroshima y Nagasaki, cuando la guerra ya estaba militarmente ganada, y en la sujeción de media Europa a Stalin.
Y ahora? Y hoy? Otra vez el anti-fascismo emerge como toque de clarín de la ”resistencia” (sic.) de esa fracción del capital americano representada por el partido Demócrata: la llamada de Sanders y Warren mientras que ellos se preparan para la próxima elección, la llamada de Hillary Clinton, halcón de guerra y senadora de Wall Street, quien exitosamente argumentó por la intervención militar en Libia cuando era Secretaria de Estado americano, quien argumentó – esta vez sin éxito – para que Estados Unidos apoyara su ”línea roja” contra Assad en Siria, y para librar, una vez más, otra guerra imperialista en Medio Oriente. Es en esto donde la actual lógica del anti-fascismo está siendo jugada hoy en día, es a esto a lo que sirve la ideología Antifascista. Y, del mismo modo que sus progenitores estalinistas en los años 30, el anti-fascismo de hoy no tiene nada que ver con el anti-capitalismo. En realidad, el Antifa de hoy, como el de ayer, es una trampa ideológica, una base para una nueva movilización de la clase trabajadora tras los intereses del capitalismo. En un momento en que la lógica histórica y la trayectoria del capitalismo necesitan ser comprendidas y política, teóricamente expuestas, el anti-fascismo, una vez más, mantiene su promesa de que puede seguir sirviendo para movilizar a la clase trabajadora tras los intereses del mismo sistema que la explota y para sujetarla ideológicamente a ese sistema.
?Es realmente fascismo lo que Trump, Le Pen y otros de su calaña representan? No hay nada que indique que su objetivo sea apartarse de las reglas básicas del juego democrático. Esto no significa que ellos no sean peligrosos. Pero la democracia puede acomodar a la represión, a los crímenes de guerra y a los ataques a la clase trabajadora tan bien, si no mejor que el fascismo. El común denominador es el creciente nacionalismo y el militarismo. La mayor parte de la clase dominante tal vez hubiera preferido a Clinton pero ellos están más que dispuestos a ver si Trump puede utilizar esas herramientas para proteger e incrementar sus ganancias. La cuenta de la atención sanitaria, recientemente aprobada en la Casa de los Representantes, entre otras medidas, muestra claramente que la nueva administración está lanzando un ataque feroz contra el proletariado. No es de extrañar que provoque repugnancia e ira, que nosotros compartimos. Expresamos nuestra solidaridad con las protestas y luchas en contra de los ataques del Estado, mientras que, al mismo tiempo señalamos que es el capital el que está atacando a la clase trabajadora, no el fascismo atacando a la democracia. En la lucha en contra surge una opción: ?Vamos a aliarnos con la fracción de la clase dominante en oposición, con el objetivo de derrotar a la fracción en el poder, ó vamos a luchar contra las dos? Enmarcando el conflicto como si fuera entre fascismo y democracia, los partisanos del anti-fascismo están haciendo que la primera opción parezca lógica y necesaria y de este modo están actuando, al margen de su combatividad, como auxiliares del capitalismo.
Perspectiva Internacionalista