GUERRAS EN MEDIO ORIENTE (3)

Banksy

Mientras escribimos esto, las armas están en silencio en Gaza. La lluvia de bombas, que continuó hasta casi el último minuto antes de que entrara en vigor del alto el fuego, finalmente se ha detenido. Pero más que el fin de la guerra, lo más probable es que se trate de una pausa. ¿Cuánto tiempo durará? Sólo 42 días, si no se llega a un acuerdo entre Israel y Hamás sobre un segundo intercambio de prisioneros/rehenes. E incluso si entonces las FDI no reanudan su matanza masiva, las posibilidades de que la región siga siendo un semillero de conflictos interimperialistas a pequeña y gran escala son muy altas. E incluso si contra todo pronóstico llegara una “paz” duradera en Gaza, seguiría siendo el infierno en la tierra. La muerte y la destrucción logradas en los últimos 15 meses lo avalan. Será un lugar de dolor y hambre, de enfermedad y desesperación. Y, aún más que antes, será una prisión. Con guardias de la prisión para gestionarlo y mantener el “orden”.

Los guardias de la prisión han vuelto. ¿Quién más va a imponer el “orden” sino Hamas? Eran el aparato proto-estatal gobernante antes en la Franja y no hay otro. Y para Israel, el regreso de Hamas puede ser la excusa perfecta para reanudar su campaña genocida. A menos que cambien su atención ahora a Cisjordania.

Una cosa está muy clara: la clase obrera es la víctima de todo esto. No sólo los proletarios de Gaza y Cisjordania, sino también las familias trabajadoras de Israel, cuyo nivel de vida caerá drásticamente debido al coste de la guerra. Sólo la lucha de clases autónoma dará solución a los problemas de la región, a la permanencia de la guerra y a la miseria creciente. Como escribe Raoul Victor, en el siguiente ensayo:

“El capitalismo lleva la guerra en su ADN. Impedir el enfoque suicida que impone a la humanidad no puede hacerse sin atacar directamente su propia existencia, todos los pilares sobre los que descansa este sistema y, en primer lugar, el sometimiento de las poblaciones a los aparatos estatales, a las fuerzas políticas que las gestionan”.

Víctor se propone desenmascarar las mentiras que acompañan al asesinato en masa y muestra las verdaderas motivaciones de las diferentes partes en el conflicto. Destaca tanto los objetivos específicos de Israel (“la evacuación de la población palestina mediante el genocidio”) como los del imperio estadounidense (“restablecer la autoridad de Estados Unidos sobre sus aliados y prepararse para una confrontación con sus principales rivales globales, Rusia y China”).

Hay un aspecto de su análisis que nosotros en PI no respaldamos. Escribe sobre el ataque de Hamas del 7 de octubre: “Todo confirma que las autoridades israelíes sabían lo que estaba pasando y habían decidido dejar que el ataque planeado siguiera adelante”. Del mismo modo, cree que las autoridades estadounidenses sabían que se avecinaban los ataques del 11 de septiembre y decidieron dejar que ocurrieran. También ve una conspiración global detrás de la pandemia de Covid. Nuestra objeción a esto no es que las conspiraciones no ocurran. Concretamente en lo que se refiere al atentado del 7 de octubre, no es en absoluto una hipótesis descabellada. Pero no deja de ser una hipótesis, una especulación que no se puede probar ni refutar en el momento. Hay otras explicaciones y ,los debates sobre cuál es la correcta , tienden a ser largos e improductivos. Y no es un debate esencial. Al final, no importa si las autoridades israelíes lo sabían: lo supieran o no, iban a aprovechar la oportunidad como lo hizo Estados Unidos después del 11 de septiembre, para los intereses imperialistas del Estado capitalista. Debemos mostrar la perversa “lógica” de sus acciones y no dejarnos desviar por interminables debates conspirativos.

Perspectiva Internacionalista

20 de enero


GAZA – El horror y sus mentiras

“La primera víctima de la guerra es la verdad”, escribió Esquilo hace más de 2.500 años. La guerra de Gaza, un acontecimiento militar que pasará a la historia como uno de los más infames, no ha desmentido este despiadado dictamen. Tres burdas mentiras, tres enormes “faltas a la verdad” marcan su curso. La primera mentira fue pretender que el ataque de Hamás fue una “sorpresa”. La segunda mentira se refiere nada menos que al objetivo proclamado por el combatiente más poderoso: el exterminio de Hamás. La tercera, pero en modo alguno la menor, se refiere a la motivación del principal proveedor de los recursos materiales para la masacre, la primera potencia económica y militar del mundo, Estados Unidos.

I. El ataque del 7 de octubre no fue una “sorpresa”

Contrariamente a la versión “oficial” retomada por los medios de comunicación de todo el mundo, el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 no fue una “sorpresa” para los altos mandos del ejército y del gobierno israelíes.

La incursión fue llevada a cabo por casi 2.000 hombres de Hamás, pero también de la Yihad Islámica Palestina, las Brigadas Abu Ali Mustafa, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, las Fuerzas Omar al Qassim y las Brigadas Muyahidines. Toda esta escoria, bajo el mando de Hamás, se había preparado a conciencia para coordinar su acción. (1) Armados hasta los dientes, encaramados en camiones y camionetas, seguidos por grupos dispares dispuestos a todo, destrozaron en muchos puntos la frontera entre la Franja de Gaza e Israel, el costosísimo “muro de hierro” (más de mil millones de dólares), una de las fronteras más impenetrables, vigiladas y militarizadas del mundo. Semejante operación no fue sencilla ni improvisada. Como informó el Wall Street Journal al día siguiente del 7 de octubre, la operación empezó a ponerse en marcha al menos en agosto y fue objeto de reuniones a nivel internacional, en particular entre representantes de Hamás, Hezbolá y la Guardia Revolucionaria iraní en Líbano y Siria. (2)

¿Quién puede tragarse que los servicios secretos israelíes, el Mossad y el Shin Bet, mundialmente famosos por su temible y despiadada eficacia, con agentes infiltrados en la mayoría de las organizaciones contra las que luchan, que estos cínicos maestros del espionaje desconocieran por completo los preparativos de una operación de este tipo? ¿Quién puede tragarse que los servicios secretos estadounidenses también estuvieran sordos y ciegos?

¿Quién puede tragarse que fue a causa de las festividades religiosas judías del 7 de octubre por lo que se retiró excepcionalmente a gran parte de los soldados encargados de defender esta frontera, como lo afirma la versión oficial?

Un solo testimonio despeja cualquier duda en cuanto a la realidad de la mentira sobre una supuesta “sorpresa”. Es el de unas jóvenes soldados posicionadas permanentemente en la frontera para vigilar lo que ocurre en el lado de Gaza. Lo cuenta un artículo de la BBC: “Son conocidas como los ojos de la frontera de Gaza – pero sus advertencias sobre Hamás han sido ignoradas”. (3) En él, las soldados describen cómo, en los meses previos al 7 de octubre, transmitieron con regularidad informes sobre cambios significativos en el comportamiento de los soldados de Hamás y de la población cercana a la frontera, cambios que podían significar la preparación de un ataque inminente. El artículo relata cómo algunas incluso apostaban sobre la fecha de dicho ataque. En el artículo afirman que sus informes fueron sistemáticamente ignorados en los niveles más altos de su jerarquía. El artículo dice que se tranquilizaban a sí mismas diciéndose que si se producía un ataque el ejército israelí reaccionaría muy rápidamente y que el Tzahal les daría inmediatamente una buena lección a los atacantes.

Pero justamente, uno de los aspectos más sorprendentes de los sucesos del 7 de octubre fue la extraña lentitud de la reacción del ejército israelí. Las primeras intervenciones consecuentes tardaron más de cuatro horas en producirse. Mientras que las incursiones de Hamás y la Yihad Islámica comenzaron a las 6.30 de la mañana, algunos kibutz tuvieron que esperar más de 13 horas para que los primeros soldados de las IDF acudieran en su ayuda. Los atacantes tuvieron tiempo de sobra para llevar a cabo sus sangrientas masacres y secuestrar rehenes. En su página web, el diario israelí Haaretz ha intentado reconstruir los hechos minuto a minuto, recopilando información y testimonios. (4) Se oyen grabaciones telefónicas de situaciones dramáticas en las que las llamadas de auxilio quedan sin respuesta por parte de las autoridades.

Todo confirma que las autoridades israelíes y el estado mayor del ejército sabían lo que se estaba cociendo y habían decidido dejar que se produjera el ataque planeado. Querían hacer del acontecimiento, como lo proclamaron inmediatamente en todos los medios de comunicación en el momento del atentado, “su 11 de septiembre”.

Para que conste: el atentado contra las torres del World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, cuyas versiones oficiales han sido cuestionadas en numerosas ocasiones, sirvió para justificar en el plano nacional la introducción de las medidas ultraliberticidas del “Patriot Act”, firmadas por George Bush a finales de octubre. En el plano internacional, al mismo tiempo, el ejército estadounidense invadía Afganistán y, un año y medio después, Irak.

Cuando las autoridades israelíes proclamaron y repitieron que el 7 de octubre era “su 11 de septiembre”, se disponían a seguir el ejemplo de sus maestros estadounidenses 22 años antes: utilizaron el atentado del 7 de octubre como justificación, en el plano nacional, para conceder al gabinete de guerra poderes excepcionales prácticamente sin límites y, en el plano internacional, para lanzar la operación militar sobre la Franja de Gaza.

No deja de sorprender lo poco que los “observadores” tienen en cuenta este aspecto maquiavélico de la gestión del gobierno israelí de lo que fue el peor pogromo sufrido por los judíos desde la Shoah. Incluso entre los internacionalistas que denuncian esta guerra, esta faceta de la realidad les parece “secundaria”. Quizá por miedo a parecer “conspiracionistas”… Pero, ¿quién cree todavía que los políticos no conspiran?

La acción de Hamás y sus compinches fue un acto de barbarie de un salvajismo inusitado. Cerca de 800 civiles fueron masacrados, a menudo delante de sus familiares, sus casas fueron incendiadas, mujeres y hombres fueron víctimas de brutalidades sexuales, cerca de 300 miembros de las fuerzas policiales o del ejército murieron durante los ataques a bases militares, 253 personas fueron tomadas como rehenes, decenas de las cuales fueron posteriormente asesinadas.

El gobierno de Netanyahu podía perfectamente haber previsto el baño de sangre que resultaría de su “negligencia”. Al igual que los dirigentes de Hamás podían haber previsto perfectamente la masacre de la población palestina que se produciría como consecuencia de la respuesta de Israel a su intrusión del 7 de octubre.

La población palestina, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, no es sólo víctima de la acción de las fuerzas armadas israelíes. También es víctima de las bandas armadas que se disputan el poder en estos territorios, como Hamás, la Yihad Islámica o Al Fatah. Volveré sobre este tema más adelante.

II. El objetivo principal del gobierno de Netanyahu no es la erradicación de Hamás, sino la evacuación de la población palestina de la Franja de Gaza mediante un genocidio

Empecemos por deshacernos de la ridícula discusión sobre la definición del término “genocidio”. Las autoridades israelíes, así como todos aquellos que pretenden mitigar la criminalidad de sus intenciones, rechazan el uso de este término. El argumento más utilizado es que el ejército israelí no pretende matar a “absolutamente todos” los palestinos. Sin embargo, la definición “oficial”, formulada por la “Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio”, tratado de derecho internacional aprobado unánimemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948, tras el genocidio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, no deja lugar a dudas sobre el carácter genocida de las masacres perpetradas por el ejército israelí.

El artículo II de este acuerdo no deja lugar a dudas:

“En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos siguientes cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal…”:

Asesinato de miembros del grupo;

Daño físico o mental grave a los miembros del grupo ;

Sometimiento intencionado del grupo a condiciones de existencia destinadas a provocar su destrucción física total o parcial;

Medidas para impedir los nacimientos dentro del grupo ;

Traslado forzoso de niños de un grupo a otro”.

La definición dice claramente: “total o parcialmente”. En cuanto a los niños, “el otro grupo”, aquel al que fueron “transferidos” miles de niños, es el grupo… de cadáveres.

“El número de niños presuntamente muertos en tan sólo cuatro meses en Gaza es superior al número de niños muertos en cuatro años en el conjunto los conflictos en el mundo”, declaró el martes 12 de marzo el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA.

Netanyahu repitió cínicamente hace poco en la televisión francesa el argumento supremo para explicar las decenas de miles de muertes de civiles (más de 38.000 a finales de junio de 2024), entre los cuales el 70% eran mujeres y niños: “Para nosotros, cada muerte de un civil es una tragedia… Para Hamás, es una estrategia. Utilizan a sabiendas a civiles como escudos humanos”.

Resulta realmente difícil superar este cinismo. Si los soldados de Hamás se esconden detrás de los niños, lo lógico sería que se utilizaran francotiradores o al menos que se tomaran las mínimas precauciones necesarias. En lugar de ello, el Tzahal utiliza bombas de casi una tonelada, amablemente suministradas con los aviones más modernos por el capo estadounidense, capaces de destruir un bloque de pisos de un solo golpe. A modo de precaución, más de 220.000 viviendas han sido bombardeadas en casi 6 meses.

Se han destruido las redes de electricidad, agua y alcantarillado. El sistema sanitario ha sido sistemáticamente destruido: según la UNICEF, en abril de 2024 el 83% de los 36 hospitales fueron bombardeados, y más de 400 trabajadores sanitarios murieron. En marzo de 2024 se calculaba que el 40% de la tierra de Gaza utilizada anteriormente para la producción de alimentos había sido destruida. La población ha sido progresivamente expulsada y reubicada en campos provisionales donde la amenaza de hambruna se ha convertido en la principal preocupación, con el ejército israelí impidiendo metódicamente o reduciendo a mínimos ridículos la llegada de camiones de ayuda alimentaria. Asimismo, esta ayuda, cuando llega, la comercializan cada vez más bandas criminales que se apoderan de ella, la saquean y la venden. Han monetizado la ayuda humanitaria. El horror se ve coronado por la acción de fanáticos ultraortodoxos que destruyen, “with God on their side”, sin que el ejército se lo impida, el contenido de los camiones de alimentos a los que se ha permitido el paso.

A mediados de junio de 2024, en Cisjordania, donde Hamás no está presente, al menos 500 palestinos habían muerto a manos de soldados o colonos israelíes desde el comienzo de la guerra, según un alto funcionario de las Naciones Unidas.

En la misma fecha, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, al menos 37.396 palestinos habían sido matados desde el comienzo de la guerra y, según una estimación publicada en The Lancet, esto podría provocar indirectamente 186.000 muertes. (5)

Uno de los ministros del gobierno de Netanyahu, Amichai Eliyahu, ilustra claramente el estado de ánimo de esta espantosa pandilla gobernante al declarar en varias ocasiones, a pesar de algunas reformulaciones, que el uso de armas nucleares sigue siendo…. “una opción”(6).

Esta misma persona suele decir: “En Gaza no hay no combatientes”. En otras palabras: la población civil y Hamás libran la misma batalla. Es natural que sean masacrados. Desde el 9 de octubre de 2023, la Franja de Gaza está sometida a un bloqueo total. El ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, lo justifica de la siguiente manera: “Estamos sitiando completamente Gaza… No hay electricidad, ni alimentos, ni agua, ni gas: todo está cerrado… Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”. (7)

¿Cómo puede alguien afirmar que esta realidad no se corresponde con la definición de genocidio: “el sometimiento intencional de un grupo a condiciones de existencia calculadas para ocasionar su destrucción física total o parcial”?

El gobierno de Netanyahu no hace sino continuar la labor “sionista” de consolidar y ampliar un “Estado judío”. En el pasado, hubo dos momentos especialmente importantes en la expulsión de la población civil palestina: la guerra de 1947-1949, en torno a la proclamación del Estado de Israel en mayo de 1948, y la Guerra de los Seis Días en 1967. La primera provocó la expulsión de casi    800.000 palestinos, la Nakba (catástrofe en árabe), y la segunda, la Naksa, condenó al exilio a más de 300.000 palestinos. Fueron guerras contra los Estados vecinos de Israel. Hoy es el Estado de Israel contra organizaciones protoestatales financiadas en gran parte por Estados interesados. Los gobiernos israelíes de la época eran gobiernos “laboristas” laicos. Una de las especificidades de la actual acción de Israel es la dimensión religiosa, “ultraorthodoxa”. Netanyahu no duda en justificar el genocidio hablando del cumplimiento de los escritos del profeta Isaías y de la lucha del pueblo de la luz contra el pueblo de las tinieblas. Se trata de seguir recuperando la “herencia bíblica”.

¿Es realmente el objetivo erradicar a Hamás, como lo repite constantemente el discurso oficial?

Hamás está presente principalmente en la Franja de Gaza. En Cisjordania y Jerusalén Este, es Al Fatah quien ejerce el poder. La aceleración de la colonización violenta en estas dos últimas zonas desde el 7 de octubre bastaría para demostrar que el verdadero objetivo de la contraofensiva israelí no es la destrucción de Hamás sino la construcción de un nuevo Israel “liberado” de los palestinos. A finales de junio de 2024, un recuento de la organización israelí “Paz Ahora” estableció que desde el 7 de octubre se había alcanzado la mayor extensión de terreno ocupado en Cisjordania.

Cabe recordar aquí, aunque sólo sea brevemente, la naturaleza específica de la actitud de Netanyahu y parte de los dirigentes israelíes hacia Hamás. Netanyahu, miembro de la dirección del partido Likud desde hace más de tres décadas, siempre ha sido, al igual que sus colegas, un furibundo opositor a los Acuerdos de Oslo (1993). Estos acuerdos ponían en marcha un proceso de paz entre el Estado de Israel y la Autoridad Palestina, para desembocar en la creación de un Estado palestino compuesto por la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. El partido de Netanyahu considera estos acuerdos como una renuncia a los territorios ocupados. Estos acuerdos fueron firmados, por una parte, por Isaac Rabin, entonces Primer Ministro laborista de Israel, que pagó el precio con su asesinato en 1995 tiroteado por un joven sionista radical, y, por otra, por Mahmud Abbas en nombre de la OLP y de Al Fatah, cuya figura eminente era Arafat. A diferencia de Al Fatah, Hamás no reconoce al Estado de Israel, al que promete destruir, y no es laico sino de religión islamista. Por ello, Netanyahu y quienes comparten su opinión la consideran desde hace tiempo un poderoso instrumento para debilitar a Al Fatah y la idea de compartir la “herencia bíblica” con un Estado palestino.

En marzo de 2019, Netanyahu dijo en una reunión del Likud: “Cualquiera que quiera frustrar la creación de un Estado palestino debe apoyar el fortalecimiento de Hamás y transferir dinero a Hamás… Esto forma parte de nuestra estrategia: aislar a los palestinos de Gaza de los palestinos de Cisjordania.” (8)

En febrero de 2024, la BBC publicó un artículo con el testimonio de un tal Levy, antiguo oficial de inteligencia del Mossad. En él, relata cómo había demostrado repetidamente a Netanyahu que era posible aplastar a Hamás recurriendo a medios financieros, pero que nunca había recibido respuesta del jefe del gobierno. Levy no duda en relacionar esta negativa con los acontecimientos del 7 de octubre. (9)

A las ventajas que le proporciona la existencia de Hamás ya descritas por Netanyahu, hay que añadir que esta organización le permite prolongar una situación de crisis. Netanyahu tiene interés en alargar una situación de guerra, incluso en caso de negociaciones. Mientras la guerra continúe, tiene un argumento importante, aunque no decisivo, para permanecer en el poder: es difícil cambiar de capitán cuando el barco está en medio de una batalla. Su popularidad no ha dejado de caer desde el 7 de octubre, en parte por las dudas sobre su responsabilidad en la “negligencia” que condujo al 7 de octubre. En caso de elecciones, será muy difícil que sea reelegido, perdería entonces su “inviolabilidad” y tendría que enfrentarse a los tribunales, ya que está acusado por “corrupción, fraude y abuso de confianza”. Es el primer jefe de gobierno israelí inculpado durante su mandato.

El asesor de seguridad nacional de Netanyahu, Tzachi Hanegbi, declaró por radio a finales de mayo que “los combates en Gaza continuarán durante al menos otros 7 meses”.

Hamás, por muy debilitado que esté, es de gran utilidad para mantener esta guerra. La desaparición de Hamás, que recibe financiación de Qatar, Irán, Turquía y “contribuciones voluntarias”, entre otros, probablemente no sea inminente y su erradicación, como hemos visto, nunca ha sido el principal objetivo del gobierno israelí.

Pero sería absurdo creer que el enorme despliegue militar en Oriente Medio desde el pogromo del 7 de octubre pueda atribuirse únicamente a la tóxica lógica del sionismo radical israelí. Detrás de esta tragedia bélica se esconden las necesidades estratégicas del imperio estadounidense, del que Israel no es más que un “proxy”, importante por supuesto, pero un “proxy” al fin y al cabo.

III. Las verdaderas motivaciones del imperio estadounidense

Desde el comienzo de esta guerra, la propaganda de Estados Unidos, como la de todos los que aprueban este genocidio, ha sido un tejido de mentiras.

Las autoridades estadounidenses, al igual que las israelíes, afirman haberse visto sorprendidas por el ataque del 7 de octubre.

También afirman haber desempeñado un papel moderador en relación con la violencia perpetrada por el ejército israelí contra la población civil. También montaron un show respecto a las supuestas líneas rojas impuestas a Israel, para luego dejar hacer, afirmando que éstas no se habían cruzado, sobre todo en el caso de las masacres en el sur de la Franja de Gaza.(10)

Apenas unas horas después del inicio de la intervención del ejército israelí en Gaza, el más moderno de los 11 portaaviones estadounidenses, el USS Gerald R. Ford, el mayor buque de guerra del mundo, ya en el Mediterráneo cerca de Marsella, recibió la orden de dirigirse a la costa israelí, con todo su grupo aeronaval (buques de combate de superficie, buque de aprovisionamiento, uno o dos submarinos de propulsión nuclear, escolta aérea, 74 aviones de combate, drones y helicópteros, con un total de unos 6.000 marineros).

Las autoridades estadounidenses, cuyos servicios secretos colaboran estrechamente con los de Israel, no se vieron más sorprendidas que las autoridades israelíes por el ataque del 7 de octubre. Su participación en la respuesta israelí estaba sin duda alguna planificada. No hubo nada improvisado y la magnitud de su contribución en suministros militares antes y desde el comienzo de la guerra -bombas, municiones, inteligencia, etc.- así lo atestigua. (11)

La intervención militar de Estados Unidos en Oriente Medio, junto y a través de su proxy israelí, pero también directamente en Yemen contra los Hutíes proiraníes en el estrecho que controla la entrada al Mar Rojo, está motivada fundamentalmente por la respuesta que lleva años desarrollando frente a los intentos de desestabilizar su posición predominante en el planeta. Se inscribe en la continuación de la guerra de Ucrania.

Tras el desmoronamiento del imperio soviético en la década de 1990, Estados Unidos se convirtió en la única “superpotencia” del planeta. Ya era la primera superpotencia mundial, pero entonces se convertía prácticamente en la única. En el espacio de pocos años, se había apoderado e integrado en la OTAN casi todos los países que la URSS había tenido que independizar.

Pero un tercio de siglo después, las cosas han cambiado. Económica y militarmente, Estados Unidos sigue siendo el número uno: su producto interior bruto sigue siendo el mayor; el dólar sigue siendo la principal moneda internacional, representando el 60% de las divisas, el 40% de los pagos mundiales y el 50% de la deuda internacional; militarmente, conserva una superioridad indiscutible: su gasto militar anual es superior a la suma de los gastos de todos los demás países del mundo, y dispone de 800 bases militares repartidas por todo el planeta. Pero…

Sin embargo en el transcurso de unas décadas, este predominio se ha visto cada vez más cuestionado. Económicamente, China ha experimentado un desarrollo extraordinario, convirtiéndose en la segunda economía del mundo y ha extendido su influencia a los cuatro puntos cardinales, desarrollando sus “Nuevas Rutas de la Seda” y convirtiéndose, por ejemplo, en el primer inversor extranjero en el continente africano. En el plano militar, China está haciendo un gran esfuerzo y ahora tiene una armada con más barcos que Estados Unidos. En las Naciones Unidas, China desempeña un papel cada vez más importante. En marzo de 2023, China logró firmar conjuntamente un acuerdo que, para sorpresa de todos, acercó a Arabia Saudí e Irán. Desde 2020, China ha empezado a elaborar contratos con países productores de petróleo, entre ellos Arabia Saudí, que permiten pagar el petróleo en yuanes en lugar de dólares.

En Europa, desde finales de los años noventa, a pesar de la oposición de Estados Unidos, la Alemania reunificada había forjado lazos económicos cada vez más fuertes con Rusia, convirtiendo a esta última en su principal proveedor de energía. Se han construido dos grandes gasoductos entre ambos países, financiados principalmente por Alemania. Los aliados europeos, al sentirse menos amenazados por Rusia, tienden a distanciarse del “protector” estadounidense. En noviembre de 2019, el presidente francés Macron declara: “Lo que estamos viviendo es la muerte cerebral de la OTAN”, y propone “reabrir un diálogo estratégico, sin ingenuidad alguna y que llevará tiempo, con Rusia”. (12)

Por último, desde 2009 se está desarrollando una nueva institución, explícitamente diseñada para desafiar el predominio de Estados Unidos, en particular la dependencia hacia el dólar: los BRIC, por las iniciales de los cuatro principales países “emergentes”, Brasil, Rusia, India y China. Con la adhesión de Sudáfrica en 2011, se convirtieron en los BRICS, y después, en enero de 2024, en los BRICS+, con la incorporación de Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía. Esto representa casi la mitad de la población mundial. Según el grupo financiero estadounidense Bloomberg, otros treinta países son ahora candidatos a unirse a los BRICS+.

Desde principios de 2024, países africanos inspirados, con toda la razón, por la desconfianza ante la evolución de la economía estadounidense, (dificultad de controlar la inflación, aumento descontrolado de la deuda, crecimiento de nuevo del paro, amenazas de una nueva gran recesión) han repatriado las reservas de oro que tenían depositadas en Estados Unidos. Es el caso de Nigeria, Sudáfrica, Ghana, Senegal, Camerún, Argelia, Egipto y Arabia Saudí. En julio de 2024, Níger obligó a Estados Unidos a abandonar la base militar que acababa de instalar en el país.

Dentro de esta creciente “revuelta”, China y Rusia están desempeñando un papel especialmente importante, como demuestra su creciente presencia en el continente africano.

Estados Unidos no se ha quedado de brazos cruzados ante la puesta en entredicho de su poder y ha demostrado que está dispuesto a todo para intentar aniquilarla. Por supuesto, ha recurrido a los medios políticos y económicos clásicos, con sanciones de todo tipo, (aislamiento internacional, confiscación de inversiones y depósitos de reserva en Estados Unidos, aumento de los aranceles aduaneros, bloqueos comerciales, etcétera). Pero ha recurrido y recurrirá cada vez más a la más peligrosa y poderosa de sus armas: la fuerza militar y las consecuencias “diplomáticas” que acarrean.

Como trato de demostrarlo en “El capitalismo y la guerra – El caso de Ucrania” (13), esta guerra fue el resultado de una provocación estadounidense contra Rusia. El desafío consistía en empezar a integrar a Ucrania en la OTAN. La no integración era la línea roja exigida por Rusia y aceptada por los occidentales en los acuerdos de Minsk. Los pasos hacia la superación de dicha línea no podían sino implicar una respuesta contundente de Rusia. Ésta escogió responder con una intervención militar en Ucrania. Esto brindó a Estados Unidos la oportunidad de destruir, en el espacio de unas pocas semanas, los lazos económicos pacientemente forjados entre Rusia y Alemania, y de poner en jaque los alardes franceses y europeos de autonomía militar respecto al padrino estadounidense. Biden se permitió el lujo de anunciar públicamente en una conferencia de prensa conjunta con Scholz, el canciller alemán, que los gasoductos Nord Stream serían destruidos. Los “aliados” de la OTAN se vieron obligados a dejar de comprar petróleo y gas rusos y a comprar combustible suministrado por Estados Unidos a precios exorbitantes. Los países europeos que eran miembros de la OTAN fueron puestos en vereda, y además se le sumaron dos países miembros más, Suecia y Finlandia. Todo este conjunto habrá de contribuir económicamente y con las armas necesarias con vistas a una confrontación de mayor magnitud con Rusia.

La intervención en la guerra de Gaza forma parte del mismo proceso de restablecimiento de la autoridad estadounidense sobre sus aliados y de preparación de cara a un enfrentamiento con sus principales rivales mundiales, Rusia y China.

La Unión Europea era el principal proveedor de fondos a los palestinos. Después del 7 de octubre, las principales potencias europeas se vieron obligadas a afirmar sin reservas su “apoyo incondicional” a Israel y a su capo estadounidense en su intervención genocida contra los palestinos.

Paralelamente a la operación en la Franja de Gaza y Cisjordania, Israel y Estados Unidos desarrollan su guerra latente contra Irán, aliado de Rusia. Desde 2020 y el asesinato de Qasem Soleimani, “arquitecto de la potencia regional de Irán” e icono de la República Islámica, asesinato explícitamente autorizado en su momento por Trump, las autoridades estadounidenses e israelíes no han dejado de intensificar sus provocaciones contra Irán, siendo una de las últimas el bombardeo por Israel del consulado iraní en Damasco (Siria) el 1 de abril de 2024. Al mismo tiempo, están intensificando los enfrentamientos en el sur de Líbano con Hezbolá, el brazo armado de Irán en la región. Y a 2.000 kilómetros, en Yemen, luchan contra los Hutíes, apoyados y armados directamente por Irán, pero en guerra con Arabia Saudí desde hace casi 10 años, socavando el supuesto acercamiento entre Irán y Arabia Saudí en el seno de los BRICS+.

Contrariamente a lo que afirman algunos, las autoridades estadounidenses no están tratando de arreglar el embrollo de Oriente Próximo, sino que, por el contrario, están aumentando su acoso a Irán con su proxy israelí. El incidente más reciente, el asesinato de Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, en la capital iraní, al día siguiente de la ceremonia de investidura del nuevo presidente iraní, Massoud Pezeshkian, reviste una gravedad sin precedentes. Y detrás de Irán es a su aliadado, Rusia, a quien se está provocando, como en Ucrania.

Y no obviemos que detrás de todas estas maniobras bélicas y las que están por venir está la omnipresente mano del enorme sector militar-industrial estadounidense, cuya influencia en el “Estado profundo” y su apéndice político es decisiva.

Además, hay que añadir aquí otros dos factores importantes tanto desde el punto de vista económico como militar.

El primero es el descubrimiento en las dos últimas décadas de importantes reservas de gas natural en el Mediterráneo oriental, algunas de las cuales se encuentran en aguas territoriales israelíes y palestinas (frente a la Franja de Gaza). (14) El control y la explotación de estas reservas es una importante cuestión económica y militar, ya que las fuentes de energía son cruciales en caso de conflicto. La explotación de las reservas frente a Gaza ya ha sido objeto de conflicto entre el gobierno israelí y las autoridades palestinas. Eliminar el “problema palestino” facilitaría hacerse con el control total.

La segunda se refiere a la importancia del dólar estadounidense (15). Sabemos que la fuerza de una moneda, es decir, su capacidad para ser aceptada como instrumento de comercio y como depósito de valor, depende de la confianza que se deposite en el emisor de esa moneda. Ahora bien, esta confianza no se basa únicamente en el estado de la economía del emisor. También depende en gran medida del poder militar del emisor. La afirmación del poder militar estadounidense en Ucrania y Oriente Medio, frente a las dos principales potencias militares del Brics+, Rusia y China, es un verdadero contrafuego a este deseo de independencia y, al mismo tiempo, un factor importante de refuerzo de la “confianza” en el dólar estadounidense.

IV. Movimientos contra el genocidio

Cualquier crítica a las autoridades israelíes es acusada sistemáticamente de antisemitismo por dichas autoridades, pero también por los gobiernos de los países que apoyan “incondicionalmente” a la “patria de las víctimas de la Shoah”. Se trata de una defensa ridícula, por no decir repugnante, en el sentido de que se utiliza el recuerdo del monstruoso genocidio de la Segunda Guerra Mundial para justificar la perpetración de otro genocidio. Es ridículo cuando vemos que los primeros en denunciar la barbarie desatada por el gobierno de Netanyahu al día siguiente del 7 de octubre fueron judíos, primero en Israel y luego en Nueva York, la segunda ciudad judía del mundo después de Jerusalén (la primera si tenemos en cuenta que más de un tercio de la población de Jerusalén no es judía). (16) Trump, que no cesa de proclamarse “el mejor amigo del Estado judío” y que, cuando era presidente, trasladó la embajada estadounidense a Jerusalén, se declaró indignado al ver a judíos estadounidenses protestar enérgicamente a finales de octubre contra el genocidio de Gaza, gritando “No en nuestro nombre”. (17) ¿Acaso fueron actos “antisemitas”?

Manifestación contra la guerra en Israel

Desde al menos junio de 2024, todas las semanas se celebran en Tel Aviv dos manifestaciones los sábados por la noche tras el final del Shabat. Una para exigir el fin de la guerra y la devolución de los rehenes, la otra para exigir la dimisión del gobierno de Netanyahu y la convocatoria inmediata de elecciones. (18) ¿Se trata también de actos antisemitas?

Según un recuento de la Agencia France-Presse, en los 8 primeros meses de guerra tras los ataques del 7 de octubre han muerto 1.195 israelíes. El gabinete de seguridad del gobierno israelí aprobó un plan para ampliar el servicio militar obligatorio para los hombres a 36 meses, frente a los 32 actuales. En Tel Aviv han aparecido pintadas en las que se lee “Es hora de oponerse al servicio militar” y “Nos negamos a servir como ocupantes“. ¿también son obra de antisemitas?

Recientemente, 41 reservistas israelíes publicaron un manifiesto en el que declaran: “tras la decisión de entrar en Rafah en lugar de llegar a un acuerdo sobre los rehenes, nosotros, hombres y mujeres reservistas, declaramos que nuestra conciencia no nos permite echar una mano a la pérdida de las vidas de los rehenes y torpedear otro acuerdo”. Al menos 10 soldados israelíes se han suicidado desde el comienzo de la guerra. (19)

¿Se trata aquí también de antisemitas?

La Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), que reúne a 31 Estados, entre ellos Israel y Estados Unidos, adoptó en 2016 una “definición operativa del antisemitismo”: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como odio hacia los judíos.”. (20) La acusación de antisemitismo lanzada contra cualquier crítica a las políticas del Estado de Israel es sencillamente estúpida si se tiene en cuenta a los miles de judíos de todo el mundo que vomitan la ignominia del gobierno de extrema derecha de Israel y que, por tanto, no harían más que “mostrar odio” hacia ellos mismos.

Dicho esto, es evidente que no sólo los judíos han expresado su rechazo a la masacre llevada a cabo por el Estado israelí. En todos los continentes ha habido y sigue habiendo numerosas manifestaciones y movimientos sociales que expresan, en mayor o menor medida, su condena de los horrores que tienen lugar en Gaza.

En primer lugar, cabe distinguir entre los movimientos que han tenido lugar en países cuyos gobiernos son hostiles a Israel y los que han tenido lugar en países que apoyan la política israelí, generalmente países “occidentales”. En los primeros, fueron alentados por las autoridades locales y expresaron su apoyo a organizaciones palestinas como Hamás, Fatah, Hezbolá, etc. En los segundos, a menudo fueron reprimidos, a veces prohibidos por los gobiernos, y los participantes se mostraron más cautelosos, incluso desconfiados, hacia las organizaciones político-militares palestinas. En Estados Unidos, dieron lugar a marchas multitudinarias en grandes ciudades como San Francisco, Chicago y Washington. Contribuyeron a retrasar la salida del puerto de Oakland de un buque de suministro militar estadounidense. En la primavera de 2024, comenzando en Nueva York, un movimiento de estudiantes acampados en universidades se extendió a 40 universidades de todo el país, y luego internacionalmente a Canadá, México, Australia, Francia, Alemania, Suiza, etc. “Estos manifestantes deberían estar en la cárcel. El antisemitismo no será tolerado en Texas. Punto final”, tuiteó el gobernador republicano de Texas, Greg Abbot. Trump no deja de repetir que si es elegido presidente “aplastará” a todos estos movimientos.

En general, estos movimientos occidentales se han mostrado más solidarios con la población palestina que con las organizaciones que se supone que la representan. Pero, en general, siguen presos de la perspectiva de un Estado palestino, que rara vez cuestionan. Pero, ¿quién estaría a la cabeza de este Estado? Hamás, que sabía perfectamente que el ataque del 7 de octubre desencadenaría un gigantesco baño de sangre contra su población, algunos de cuyos dirigentes contemplaban los acontecimientos desde su residencia de Doha (Qatar), cómodamente sentados sobre sus fortunas personales, incluida la del líder supremo, Ismail Haniyeh (recientemente asesinado en Teherán), estimada por algunos en 2.500 millones de dólares. Tan sanguinarios como los generales israelíes, negocian con ellos intercambios de cadáveres, los de rehenes israelíes que han sido asesinados a cambio de los de las víctimas palestinas asesinadas por los israelíes.

Las bandas armadas que dicen representar a la población civil palestina y luchan por asumir las funciones del Estado también la oprimen a diario. Cobran impuestos y controlan a la población mediante el terror. En la Franja de Gaza, Hamás, en nombre del islamismo, ejerce incluso un control “moral” sobre la vida privada de las personas y no duda en detener a los que infringen sus reglas o a ejecutar en público a quienes condena. En un plano más general, Hamás no dudó en 2019 y en 2023 en reprimir violentamente las manifestaciones de protesta contra estos controles y contra el deterioro de las condiciones de vida, como los cortes de electricidad cada vez más frecuentes y el aumento del coste de la vida. A esto se añaden las consecuencias de los enfrentamientos entre estas bandas: por ejemplo, más de 600 palestinos murieron en los combates entre Hamás y Fatah en 2006-2007. (21)

Fin del paréntesis, para volver a la realidad de los movimientos contra los horrores que tienen lugar en la Franja de Gaza. Hay que decir que, a pesar de la magnitud que han podido adquirir en algunas ocasiones, han sido insuficientes para cambiar el desastroso curso de esta guerra. En general, estos movimientos han permanecido aislados dentro de la población.

V. Conclusiones

Puede sorprender la escasa reacción de la gente en todo el mundo. Quizás todavía sea momentáneo. A veces se tiene la sensación de que la gente ha sido anestesiada, insensibilizada…

La operación Covid 2020-2021, que constituyó una gigantesca manipulación que permitió a los gobiernos de todo el mundo someter a sus poblaciones a una estricta y despiadada dominación totalitaria por parte de las autoridades estatales, acelerando vertiginosamente la digitalización de la vida social, contribuyó sin duda a esta especie de anestesia (Véase mi artículo “¿Quién organizó y dirigió la gestión de la crisis Sars-Cov 2?” (22)).

Este insidioso desarrollo del control totalitario de los Estados se consolidó posteriormente con un rápido aumento de las guerras y las tensiones militares en todos los rincones del planeta. Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Birmania… (23) Aumentan las tensiones y las maniobras militares, sobre todo cerca de China. Prácticamente todos los grandes países se están rearmando, todas las fábricas de armas están desarrollando sus capacidades al máximo y aumentando su producción como nunca antes en décadas. Los precios de las acciones de las empresas del complejo militar-industrial mundial se disparan mientras crece la incertidumbre en otros ámbitos (véase el reciente y espectacular desplome dela bolsa de Tokio, que hizo temblar las bolsas del mundo entero). En el centro de esta dinámica global está el desafío al orden basado en la “Pax Americana”. La amenaza de una conflagración global, de una marcha hacia una tercera guerra mundial, es cada día más concreta.

Pero las guerras no se libran sólo con armas y recursos materiales. Se necesitan seres humanos para producir, transportar y manejar esas armas. Se necesita carne de cañón dispuesta a morir por quienes dominan esta sociedad que se ha vuelto autodestructiva. Es precisamente en el factor humano donde la lógica mortífera puede encontrar su límite.

En el momento de escribir estas líneas, la guerra ruso-ucraniana se ha cobrado ya más de medio millón de vidas. (24) En Ucrania, según el diario británico Financial Times, que cita fuentes del gobierno ucraniano, 800.000 hombres sujetos a movilización escapan al reclutamiento. (25) Los soldados son reclutados cada vez más por la policía militar, que utiliza la violencia para apresar a los hombres en las calles y en sus casas, arrancándolos físicamente de sus amigos y familias. Los llamamientos a la rebelión se han extendido por las redes sociales en regiones como Kovel y Volyansk.    Reclutas capturados por los comités militares fueron liberados por manifestaciones espontáneas. Son innumerables los casos, casi diarios, de jóvenes detenidos por incendiar vehículos militares, en particular los de los oficiales de movilización. También existen signos de revuelta contra la guerra en Israel, como hemos visto, pero son mucho más minoritarios. Es necesario que esos signos se desarrollen y se transformen en revuelta social capaz de ir a la raíz de los problemas.

El capitalismo lleva la guerra en su ADN. (13) Impedir el proceso suicida que impone a la humanidad no puede hacerse sin atacarse frontalmente a su propia existencia, a todos los pilares sobre los que se asienta este sistema y ante todo a la sumisión de las poblaciones a los aparatos de Estado, a los partidos políticos que los dirigen en beneficio del uno por ciento que domina al planeta.

Raoul Victor

10 de agosto de 2024

Escultura de Tania Font

Notas

1 https://www.bbc.com/afrique/articles/ce9pgkxl5p4o

2 “El Wall Street Journal afirma que las operaciones [de Hamás y sus aliados] estaban en marcha desde agosto. Según el diario, se han celebrado varias reuniones en Líbano y Siria entre la Guardia Revolucionaria iraní y representantes de Hamás y Hezbolá.”

(https://www.rtl.fr/actu/international/ce-que-l-on-sait-sur-la-preparation-de-l-attaque-du-hamas-sur-israel-7900307410)

3 “Eran los ‘ojos en la frontera’ de Israel – Pero sus advertencias a Hamás no fueron escuchadas”.

https://www.bbc.com/news/world-middle-east-67958260

El artículo ofrece mucha información interesante.

4 “Qué-pasó-el-oct-7”. Se trata de una especie de texto ilustrado con imágenes y grabaciones que puede recorrerse cronológicamente con el ratón. El documento no pretende describirlo todo porque, dice, aún no está todo muy claro. Los comentarios de los lectores al final del documento también son interesantes, sobre todo cuando afirman la necesidad de investigar las razones del extraño retraso en la reacción de las fuerzas militares.

https://www.haaretz.com/israel-news/2024-04-18/ty-article-static-ext/.premium/what-happened-on-oct-7/0000018e-c1b7-dc93-adce-eff753020000

5 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext

6 https://fr.wikipedia.org/wiki/Amihai_Eliyahu

7 https://es.wikipedia.org/wiki/Bloqueo_israel%C3%AD_de_la_Franja_de_Gaza_de_2023-2024

8 https://swprs.org/why-israel-created-hamas/

9 https://www.bbc.com/news/world-middle-east-68318856

10 https://www.theguardian.com/world/article/2024/may/29/white-house-israel-rafah-red-line

11 “Desde el 7 de octubre de 2023, Estados Unidos ha aprobado decenas de millones de dólares en ventas de armas, incluidas dos ventas “de emergencias”. En Estados Unidos, sólo las grandes ventas de armas deben hacerse públicas. Por lo tanto, se desconoce la cantidad exacta de armas enviadas a Israel. Según el Washington Post, la administración del presidente Joe Biden ha aprobado más de 100 ventas militares no públicas desde el ataque del 7 de octubre, incluidas muchas municiones de artillería. Además de estas dos ventas de emergencia, Washington lleva muchos años proporcionando ayuda gratuita regular a Israel. Según cifras oficiales, esta ayuda está valorada en más de 3.500 millones de dólares anuales. También es Estados Unidos quien financia y suministra parte del equipamiento de la ‘Cúpula de Hierro’, el eficaz y carísimo escudo de Israel contra los cohetes disparados desde Gaza o Líbano”.

https://www.bfmtv.com/international/moyen-orient/israel/guerre-a-gaza-a-quel-point-israel-est-il-dependant-des-livraisons-d-armes-americaines_AV-202405100279.html

12 Entrevista en The Economist, 8 de noviembre de 2019.

13 http://raoul.victor.free.fr/230210_Ukraine_esp.pdf

14 https://www.lesclesdumoyenorient.com/Le-gaz-en-Mediterranee-orientale-une-nouvelle-donne-pour-Israel

15 El dólar estadounidense no es sólo la moneda de Estados Unidos. Se utiliza como moneda principal en otros 8 países, entre ellos Ecuador, Panamá y Zimbabue. Es una moneda paralela en más de veinte países, entre ellos Canadá, México, Birmania, Líbano, Vietnam y cada vez más Argentina, que está hablando de dolarizar su economía, e incluso Venezuela recientemente.

16 Se calcula que 970.000 judíos viven en Jerusalén y 944.000 en Nueva York. Las estimaciones varían según la fuente. Sin embargo, en 2022, el 59,4% de los habitantes de Jerusalén eran judíos, el 37,7% musulmanes y el 1,3% cristianos.

17 https://edition.cnn.com/2023/10/23/us/jewish-palestinian-protest-israel-gaza/index.html

18 https://www.youtube.com/watch?v=C-egsMsUe04

19 https://www.wsws.org/en/articles/2024/07/22/zjjr-j22.html

20 https://holocaustremembrance.com/resources/definicion-del-antisemitismo

21 Es cierto que el 23 de julio de 2024, bajo la égida de China, siempre al acecho para extender su influencia internacional, estas dos organizaciones firmaron un acuerdo de “unidad nacional” con vistas a asumir posiblemente conjuntamente el poder en un Estado palestino al final de la guerra. Pero, ¿quién puede creerlo? Y no servirá de nada para cambiar sus métodos de gobierno corruptos y dictatoriales.

https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/23/hamas-fatah-facciones-palestinas-china-trax

22 http://raoul.victor.free.fr/220118_Qui.pdf

23 https://www.bbc.com/afrique/articles/cd1pvr5z3zdo

24 “Las víctimas humanas de la guerra ruso-ucraniana incluyen seis muertes durante la anexión rusa de Crimea (2014), entre 14.200 y 14.400 muertes civiles y militares durante la guerra de Donbass (2014-2022) y hasta 500.000 víctimas civiles y militares durante la invasión rusa de Ucrania (desde 2022).” Wikipedia en inglés.

https://es.wikipedia.org/wiki/Bajas_de_la_guerra_ruso-ucraniana

25 www.ft.com/content/97b06dfd-c2b2-4523-90df-2f2c98f087ba

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