En mayo pasado, por invitación de Perspectiva Internacionalista y Controversias, algunos comunistas de izquierda de seis países se reunieron en Bruselas para hablar y escucharse unos a otros.1 Aparte de PI, Controversias y algunos camaradas no afiliados, estuvieron presentes activistas de los siguientes grupos:
Old Mole Collective–Colectivo Viejo Topo
ex-FOR (Fomento Obrero Revolucionario)
AAAP (Asociación Archivos Anton Pannekoek)
AFRD ( A Free Retriever Digest)
Bilan et Perspectives– Bilan y Perspectivas
Cercle de Discussion de sympathisants et sympathisantes de la Gauche Communiste de Paris- Círculo de discusión de simpatizantes de la Izquierda Comunista de Paris
Critiques Grand Large– Críticas Grand Large
Por razones logísticas, no pudimos invitar a todos los que nos hubiera gustado invitar. Algunos de los que invitamos no pudieron venir, pero enviaron contribuciones escritas (como el grupo con base en España, Barbaria). Algunos otros rechazaron nuestra invitación, temiendo que el debate degenerara en una confrontación hostil, o que las diferencias de posición fueran demasiado grandes para hacer posible una discusión significativa. Incluso algunos de los que asistieron a la conferencia tenían los mismos temores. Afortunadamente, entre todos los participantes había una voluntad de escuchar lo que otros tenían que decir. Nadie intentó “ganar el debate”. En lugar de una confrontación en la que los participantes solo buscan reforzar sus propias posiciones, hubo exposición de diferentes ideas. Los matices fueron expresados, no aplastados. Todos teníamos las mismas preguntas y aunque nuestras respuestas a ellas variaron, la sensación general fue que salimos de esta reunión “más ricos” que cuando llegamos.
Durante los últimos años, la mayoría de nosotros solo pudimos reunirnos electrónicamente. Todos apreciamos profundamente los beneficios de reunirnos en persona y la necesidad de contrarrestar la tendencia general hacia el aislamiento individual, de la cual el medio político pro-revolucionario no es inmune.
El tema principal en la agenda del primer día fue “la trayectoria del capitalismo” (la periodización de su historia), no por un interés académico en la historia, sino por la pregunta crucial detrás de ella: ¿Cuándo están presentes las condiciones para la revolución? Los revolucionarios, desde Marx en adelante, sin duda en parte porque lo deseaban, siempre se han inclinado a creer que la respuesta a esta pregunta era “ahora”, que su propio tiempo era el momento en que el capitalismo se había vuelto senil, en el que la necesidad y la posibilidad de su derrocamiento finalmente estaban allí. Esto es también lo que creen los participantes de esta conferencia. Pero con el reconocimiento de la presencia de condiciones objetivas para la revolución proletaria viene la necesidad de explicar la ausencia hasta ahora de la condición subjetiva para la revolución, para comprender cómo el capitalismo logra sobrevivir, cómo ha mantenido su control sobre las mentes del proletariado y cómo se puede romper este estrangulamiento.
En el pasado, varios de los participantes creían que la fase decadente del capitalismo comienza cuando ya no es capaz de desarrollar las fuerzas productivas. La Primera Guerra Mundial fue vista por muchos como el inicio de ese período. Sin embargo, todos en esta reunión reconocieron, no sólo que las fuerzas productivas han seguido desarrollándose desde entonces, sino también que lo hicieron a un ritmo acelerado. Pero sacaron conclusiones diferentes.
Para Mcl (Controversias) el crecimiento de las fuerzas productivas, el aumento de la productividad del trabajo, la expansión del capitalismo en Asia, el aumento de la longevidad y de los salarios reales, muestran que el siglo XX todavía era parte del ascenso del capitalismo con la implicación de que las condiciones para la revolución aún no habían madurado. El sujeto revolucionario, la clase obrera internacional, al igual que otras fuerzas productivas, todavía se estaba desarrollando, todavía se estaba expandiendo y la conciencia revolucionaria fue socavada por el aumento global de los niveles de vida. Sólo en el presente siglo, en su opinión, el período de decadencia ha comenzado. El capitalismo está agotado, ya no puede elevar la productividad laboral, los niveles de vida están cayendo en todas partes, no puede encontrar una salida a su crisis.
Pero la mayoría de los demás rechazaron una periodización basada en criterios productivistas. Mientras reconocían el “progreso” del capitalismo en el siglo XX, señalaron el terrible precio que la clase obrera ha pagado por ello. Sí, hubo desarrollo de las fuerzas de producción, pero sobre todo, hubo desarrollo de las fuerzas de destrucción. Destrucción no sólo en forma de guerras y represión, sino también en la degradación de nuestra biosfera2. Como dijo Víctor del grupo de discusión de París, no hay un punto final en el que comience un declive permanente de la producción capitalista, la acumulación es por naturaleza cíclica. Por sus propias contradicciones internas, contenidas en la forma de valor, el capitalismo se ve obligado a una acumulación acelerada. No una falta de crecimiento, sino el crecimiento en constante expansión de las fuerzas productivas es una amenaza destructiva para la humanidad y el planeta mismo, declaró Link (Collective Old Moles).
Según PI, fue la transición a la dominación real del capital lo que sacó a la superficie las contradicciones internas del modo de producción. Otros no estuvieron de acuerdo con el uso ampliado de PI de este concepto de Marx. Pero para PI es este proceso, que en esencia es la penetración de la forma de valor, no sólo en el proceso laboral sino en la totalidad de la sociedad, lo que explica cómo el período se convirtió en una de crisis sistémica de crecimiento destructivo. Nos permite comprender la integración de los partidos de masas y los sindicatos en el tejido de la sociedad capitalista, el papel expansivo del Estado, la subsunción y subjetivación de la clase obrera. Otros vieron la transición a la dominación real como un proceso que se completó en el siglo XIX, no relevante para el período actual. Algunos cuestionaron la necesidad de periodización en absoluto. Es el mismo sistema, Pierre (ex-FOR) declaró, el principal cambio en su punto de vista es que en el siglo XIX la clase capitalista y los trabajadores tenían un interés compartido en oponerse a la propiedad feudal de la tierra, mientras que en el siglo XX ya no tenían intereses comunes.
Sin embargo, todos parecían estar de acuerdo en que 1914 fue un punto de inflexión decisivo, con un papel enormemente ampliado del Estado como una de sus consecuencias. También hubo acuerdo sobre la necesidad de no mirar solo los factores económicos al analizar la historia del capitalismo, sino también tener en cuenta los factores políticos, la lucha de clases y los factores contingentes.
El segundo día de la conferencia se dedicó a la discusión del estado actual de la crisis del capitalismo y de la lucha de clases. Surgieron muchos problemas, más de los que se pueden resumir aquí. Todos parecían estar de acuerdo en que la actual crisis sistémica se profundizaría sin salida y con consecuencias devastadoras, incluida la guerra interimperialista, el deterioro de las condiciones de vida, las catástrofes “naturales” y la migración masiva. Los camaradas de Francia informaron sobre la reciente lucha contra la reforma de las jubilaciones. Si bien las manifestaciones de radicalización, incluidas las crecientes denuncias del capitalismo y el Estado, son una señal alentadora, la falta de organización autónoma no lo es. Los sindicatos hicieron su sabotaje habitual, pero el fracaso de una huelga general no puede ser atribuido simplemente a ellos. La clase obrera es vacilante, fragmentada, comprensiblemente temerosa de correr riesgos, confundida por las mistificaciones democráticas y las políticas de identidad. En Francia como en otros lugares. Se señaló que la actividad huelguística ha disminuido en general desde finales del decenio de 1970. Pero no había sensación de que la clase obrera estuviera derrotada. Un camarada señaló a los teóricos que cuestionan el potencial revolucionario de la clase obrera. Pero si la clase obrera no es el sujeto revolucionario, ¿qué fuerza social lo es?
La falta de huelgas no ha significado una falta de movimientos de protesta. Sin embargo, es sorprendente que casi ninguna de las grandes protestas de los últimos años se libró sobre una base de clase. Hubo una participación masiva de proletarios en ellos, pero estas luchas, a pesar de que eran sobre cosas que conciernen a la clase obrera, no se enmarcaron como lucha de clases. La primavera árabe, los movimientos de ocupación, las protestas climáticas, los chalecos amarillos, George Floyd y otros movimientos contra la represión del Estado, todos sufrieron esta debilidad. La clase obrera no se unió a estas luchas como clase. Un camarada pensó que la protesta ante el cambio climático se hizo tan fuerte debido a la ausencia de lucha de clases. Otro señaló el peligro del frentísmo, porque el cambio climático afecta a todos. Otro advirtió contra “tirar al bebé con el agua del baño”. De hecho, se consideró que la escasez de una perspectiva de guerra de clases de estos movimientos no debería llevarnos a alejarnos de ellos, sino a intervenir en ellos, dejando claro que salvar el capitalismo y salvar el planeta se excluyen mutuamente. ¿Es posible un capitalismo verde? Si es rentable, sí, dijo un camarada. Otro replicó: Industrias verdes sí, capitalismo verde, no. Por un motivo, no se puede detener su adicción a los combustibles fósiles.
Mcl señaló el aumento simultáneo del gasto militar, la inflación y la austeridad social que hace que la conexión entre la crisis y la guerra sea más visible. El vínculo entre las calamidades climáticas y el capitalismo también se hará más claro. Debemos ser más claros al articular estas conexiones y ser honestos sobre lo que no sabemos. Pero la necesidad de intervenir en las luchas con críticas sólidas de la democracia y la política de identidad (incluido el nacionalismo) es tan grande como siempre.
Todos los participantes consideraron que había sido una reunión fructífera. Acordamos que los grupos e individuos políticos internacionalistas pro-revolucionarios necesitan romper con las actitudes sectarias y dogmáticas, comunicarse mejor y apoyarse mutuamente, tanto para mejorar nuestras herramientas teóricas como para fortalecer nuestra voz. Esta reunión fue un paso en esa dirección. Acordamos mantener el contacto y organizar una reunión de seguimiento, a la que se invitará a más grupos e individuos.
PERSPECTIVA INTERNACIONALISTA
1Los criterios políticos de participación fueron:
1. El capitalismo, desde el punto de vista de la clase obrera, es un sistema obsoleto
2. Todos los Estados y regímenes son capitalistas
3. Los sindicatos son órganos del Estado
4. El parlamentismo revolucionario está vacío
5. El rechazo de cualquier frentismo con facciones de la burguesía
6. La naturaleza interimperialista de todas las guerras y conflictos militares
7. Defensa de la autoorganización de la clase obrera
2 El libro del Old Mole Collective, Capitalism’s Endgame, es particularmente instructivo sobre este tema.