Una tormenta perfecta

Carta del Reino Unido

Enormes franjas de la clase obrera britånica estån en huelga o harån huelga en los próximos días y semanas. Los recolectores de basura escoceses en todo el país estån en huelga. La terminal de contenedores del puerto de Felixstowe, que maneja la mitad del tråfico de contenedores del Reino Unido, ha sido esencialmente cerrada debido a que los trabajadores estån en huelga. Ha habido huelgas regulares de contratistas de ingeniería, especialmente en refinerías en todo el Reino Unido, trabajadores postales, conductores de autobuses, conductores de trenes y otros trabajadores ferroviarios, trabajadores del subte de Londres, incluso enfermeras y otros trabajadores del NHS, y los trabajadores de telecomunicaciones estån en huelga o estån a punto de hacerlo. Incluso los abogados penalistas estån en huelga indefinida. Y también ha habido huelgas en Amazon. No ha habido nada como esto en el Reino Unido durante décadas. No se necesita mucho anålisis para ver por qué estå sucediendo esto.

El Reino Unido es el séptimo país mås rico del mundo y, sin embargo, decenas de millones de personas se enfrentan a la pobreza. Las demandas de aumentos salariales son casi universales. De hecho el gran capitalista, el Estado, estå arrancando los salarios de la clase trabajadora a un ritmo casi sin precedentes. Sin embargo, la política económica del gobierno, a diferencia de la de la década posterior a la recesión de 2008, oficialmente no es austeridad. Se podría decir que no tiene por qué serlo. Entonces, ademås de la década anterior de austeridad, hemos tenido la pandemia de Covid (mås de 200 000 muertes), dificultades económicas para muchos, un servicio de salud en crisis con varios millones de personas esperando años para recibir tratamientos, mientras que el cambio climåtico trae inundaciones y sequías. Todo ello en el contexto del Brexit a través del cual la derecha del Partido Conservador ha infligido su locura económica a la población. Y luego el coup de grace: la guerra ruso-ucraniana y la crisis energética. La inflación en el Reino Unido es ahora superior al 10% y se prevé que alcance el 18% en menos de un año. A no equivocarse: la causa fundamental de esta crisis son las relaciones sociales capitalistas.

La crisis energĂ©tica es el principal impulsor de la inflaciĂłn actual en el Reino Unido. Sin embargo, el Reino Unido produce el 50% del gas que utiliza; obtiene el 30% de Noruega y el resto del GNL (de Oriente Medio y los EE. UU.) Solo el 3% del gas del Reino Unido proviene de Rusia, pero todo el gas tiene un precio a precio del mercado internacional que estĂĄn sustancialmente impulsado por las polĂ­ticas rusas. Aunque el Reino Unido genera el 40% de su electricidad a partir de gas y el 60% de fuentes renovables mĂĄs baratas, los precios son fijados por la unidad mĂĄs cara, que es el gas. Este es uno de los efectos de tener mercados globales y precios globales. Es bien sabido cĂłmo en los paĂ­ses menos desarrollados los agricultores fueron obligados por el FMI durante dĂ©cadas a producir cultivos comerciales en lugar de la variedad de cultivos consumidos localmente y los expuso a los caprichos del mercado mundial. Lo que vemos ahora en el Reino Unido es un equivalente del “primer mundo” impuesto por el Estado britĂĄnico. El almacenamiento de gas del Reino Unido ha sido descartado y desmantelado, dejando al paĂ­s material y financieramente mĂĄs dependiente de los mercados al contado. Por lo tanto, a pesar de que los paĂ­ses de Europa continental son mĂĄs dependientes que el Reino Unido del gas ruso, la poblaciĂłn britĂĄnica se ve mĂĄs afectada.

El nivel de vida de la clase trabajadora britånica estå cayendo en picada. Los bancos de alimentos se han multiplicado en todo el país durante años. Estos son utilizados no sólo por los desempleados y los pobres tradicionales, sino por los trabajadores remunerados. En algunos hospitales, se han establecido bancos de alimentos para el personal. Y, como también cobran el gas y la electricidad, incluso tenemos bancos de alimentos que rechazan las donaciones de papas, porque los usuarios no pueden permitirse pagar la energía para cocinarlas.

No es de extrañar entonces, dada la miseria generalizada y simultĂĄnea que vemos, que la protesta de todos los sectores de la clase trabajadora tambiĂ©n haya sido simultĂĄnea. Todas estas demandas de aumentos salariales provienen de la experiencia comĂșn que sienten decenas de millones de personas. Los sindicatos estĂĄn volviendo al escenario de nuevo. Sin embargo, no tienen la flexibilidad que tenĂ­an, por ejemplo, en el momento de la Ășltima huelga de mineros a mediados de la dĂ©cada de 1980. Desde entonces, los sucesivos gobiernos han aprobado las leyes mĂĄs restrictivas para atar el proceso de salir en huelga oficial a nudos mĂĄs complejos. Los sindicatos estĂĄn bajo una fuerte presiĂłn de los trabajadores para sonar mĂĄs militantes y, sin embargo, las leyes hacen que sea mucho mĂĄs difĂ­cil para los sindicatos descarrilar la militancia de los trabajadores con cualquier cosa menos hablar. ÂżDetendrĂĄn las huelgas y piquetes tradicionales, cada uno en sectores aislados, el impulso de esta crisis? ÂżCuĂĄnto tiempo falta para que los trabajadores vean que la respuesta es no?

Desde la invasiĂłn rusa en Ucrania y el inicio de la crisis energĂ©tica, la clase polĂ­tica del Reino Unido ha estado en cierto desorden. El gobierno conservador estĂĄ en un bodrio, entre lĂ­deres y simplemente no sabe cuĂĄles son sus polĂ­ticas; el Partido Laborista se estĂĄ recuperando de su era Corbyn, pero aĂșn no tiene ninguna coherencia. La UniĂłn estĂĄ estresada en Escocia e Irlanda del Norte. La economĂ­a en su conjunto sufre de baja productividad crĂłnica debido a la falta de inversiĂłn durante dĂ©cadas. Los sistemas financieros y legales son corruptos. El sistema polĂ­tico es completamente corrupto.

Han pasado dĂ©cadas desde que los trabajadores en Gran Bretaña han luchado en conjunto. Las demandas sindicales actuales de aumentos salariales no se acercan a la tasa de inflaciĂłn, por lo que incluso si todas sus demandas se cumplieran, los trabajadores seguirĂ­an perdiendo. Al mismo tiempo, los patrones han recibido luz verde (como lo atestigua la acciĂłn de P&O en marzo) para despedir y reemplazar a los trabajadores con salarios mĂĄs bajos; esto es ilegal, pero la bofetada que reciben los jefes del gobierno no es disuasoria. Hay poca experiencia directa entre los trabajadores de tratar con los sindicatos cuyo objetivo es siempre resolver los asuntos en interĂ©s de la naciĂłn – lĂ©ase el Estado. ÂżSerĂĄ la caĂ­da en la pobreza para ellos y sus familias y el repugnante circo polĂ­tico actual lo suficientemente poderoso como para abrir los ojos de los trabajadores a la necesidad de ir mĂĄs allĂĄ de las limitaciones sindicales?

Los sindicatos siempre se centran en los piquetes. Pero las necesidades de los trabajadores han ido mucho mĂĄs allĂĄ. No basta con ir a la huelga. Es imperativo que los trabajadores vean mĂĄs allĂĄ de los piquetes, y la huelga liderada por el sindicato no va a hacer cambios suficientes. Los trabajadores deben unirse, organizarse y debatir toda la situaciĂłn en la que se encuentran. Estamos en los primeros dĂ­as de una tormenta perfecta y serĂĄ despiadada e implacable. Solo los trabajadores organizados en sus propias asambleas pueden llegar a otros trabajadores en todos los sectores y cerrar el paĂ­s, hasta que se haga algĂșn cambio positivo para los trabajadores. Para enfrentar la tormenta que se avecina, la clase trabajadora necesita sus propias organizaciones y objetivos que golpeen el corazĂłn de este sistema destructivo para traer cualquier esperanza de alivio.

Marlowe

30 agosto 2022

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